Hace 18 años, estuve emocionalmente y económicamente quebrado, al punto de no tener dinero ni para pagar donde vivía, y mucho menos el colegio de mis hijas Meilyn y Andrea. Sin embargo, en ese momento tenía hambre, no de comida, sino de significado, y fue cuando la fé, la determinación, y el coraje, me ayudaron a salir adelante, y es que en ese fuerte momento, lleno de incertidumbre, fueron estos tres valores a los que me aferre, y, encomendado a Dios, y a San Judas Tadeo, logré salir adelante, con la convicción de que mi vida se dirigía a donde yo la estaba timoneando, precisamente a conquistar el éxito de las metas que me había trazado.

Lo que les quiero decir gladiadores, es que durante toda mi vida, e invertido en mi crecimiento personal, porque entendí que la educación formal te daría una vida, pero la autoeducación te dará fortuna. Todo esto me ayudó, y formó, para convertirme hoy día en el hombre que soy.

Ahora, tenemos otro reto mayor, la pandemia, y quiero en este momento compartir absolutamente todo lo que sé con ustedes, porque si no lo comparto; no lo tengo, y porque aún y a pesar de todo el éxito, es nuestro deber y obligación proseguir el camino del éxito.

¡Dios los bendiga!